El dolor es
uno de los síntomas específicos de las agujetas. Estas molestias aparecen
generalmente, en individuos no entrenados cuando comienzan a practicar algún
deporte, al reintegrarse a la práctica deportiva después de un período de
inactividad, al pasar de un entrenamiento suave a uno intenso o después de un
esfuerzo de intensidad no habitual. Se producen pasadas unas horas después del
ejercicio.
Mitos y realidades sobre las causas que producen agujetas
El nombre de agujetas procede de la
sensación de agujas que se clavan en el músculo que se percibe y se creía que
se debían al ácido láctico que se libera normalmente durante el ejercicio. La
explicación era la siguiente: al enfriarse el músculo tras el entrenamiento, el
ácido láctico solidifica y cristaliza, y los critales se clavan en las fibras
musculares.
Dado que el ejercicio hacía
disminuir el dolor, se entendía que el calor producido por el músculo hacía que
los cristales se deshicieran. Esta teoría tan extendida es de hecho falsa, ya
que el ácido láctico no se cristaliza a temperatura corporal.
En realidad, las agujetas están
producidas por un sobreesfuerzo de la musculatura que provoca microroturas
fibrilares (en las células musculares), lo cual da lugar a una reacción
inflamatoria en el músculo afectado. El dolor caracteristico es producido por
la rotura celular, de manera que los elementos del interior celular se vierten
al exterior. Entre ellos hay iones de calcio y de potasio que son elementos
irritantes y muy dolorosos, lo que pone en marcha un mecanismo de inflamación,
que llega a su punto álgido entre las 24 y las 48 horas.
El dolor que aparece atiende a dos
razones: la fibra muscular es débil y no es capaz de sostener el nivel de
ejercicio, o bien porque se realiza un trabajo muscular cuando se está
desentrenado y la fibra no es capaz de soportarlo.
Las zonas más afectadas por este dolor son las uniones musculares y los tendones cerca de las articulaciones, puesto que es la zona musculotendinosa donde existen más fibras musculares débiles y más tensión. Las agujetas acaban con las fibras débiles, y las que consiguen aguantar la presión se vuelven más fuertes.
Las zonas más afectadas por este dolor son las uniones musculares y los tendones cerca de las articulaciones, puesto que es la zona musculotendinosa donde existen más fibras musculares débiles y más tensión. Las agujetas acaban con las fibras débiles, y las que consiguen aguantar la presión se vuelven más fuertes.
¿Se pueden evitar?
Las agujetas son parte de un proceso de adaptación muscular, y lo único que se puede hacer para evitarlas es hacer ejercicio progresivamente.
Si no se está en forma, hay que evitar que las primeras sesiones de entrenamiento sean muy intensas. En general, evitar los aumentos bruscos de intensidad del ejercicio, se esté en forma o no.
Cuando un deportista baja su nivel de entrenamiento, muchas fibras musculares se atrofian, cuando comienza el entrenamiento las partes más débiles se rompen, se hace una selección de las mejores.
De modo que para combatir las agujetas lo mejor es hacer justamente el ejercicio que las provocó, de un modo gradual.
¿Agua con azúcar o bicarbonato?
El bicarbonato o el agua con azúcar, dos remedios populares tan largamente usados para evitar o combatir las agujetas, pueden, en el mejor de los casos ayudar a que quien las sufre se hidrate algo más. No obstante, si se pasa con la ingesta de estos productos puede llegar a padecer trastornos digestivos como náuseas, vómitos o incluso diarrea, pero desde luego, no menos agujetas.
El frío es un buen antídoto para
bajar la inflamación y puesto que en las agujetas se produce este síntoma, a
veces basta con echar agua fría, o bien sumergir la articulación o la zona
debilitada en una palangana con agua y algo de hielo.
Por consiguiente, para la
recuperación de las agujetas la única prevención es la práctica de ejercicio
regular y gradual, la aplicación de frío en la zona afectada, sin olvidar que
una dietaimentación equilibrada debe acompañar a cualquier práctica deportiva.
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